Autor: Lino Morales Gómez
Se constituirá un alto tribunal
internacional formado por jueces que sean expertos en derechos y en leyes
naturales. Estos jueces deberán demostrar ser incorruptibles a las pasiones, a
los egoísmos, a las ansias de poder, de dominar, etc.
Estos serán los que corrijan las leyes positivas que
se redacten en cualquiera de los parlamentos nacionales de todo el mundo, pues
las leyes y los derechos naturales son universales, como lo deberán ser todas
las normas, las reglas, los códigos, los reglamentos, las leyes sociales que
nos demos todos los humanos. Una vez corregidas las leyes humanas, estas
deberán ser las que rijan en todas nuestras relaciones y comportamientos
sociales, que siempre deberán ser universales.
Todas las propuestas de normas y de reglamentos de
leyes positivas, las podremos redactar o hacer cada pueblo, cada nación,
podremos redactarlas por escrito. Pero para darles poderes judiciales y
universales se deberán presentar a la inspección de estos altos y competentes
tribunales que deberán tener poderes universales.
En todos los casos y siempre deberemos tener presente
que las leyes naturales son Soberanas, que son a la vez creadoras y
legisladoras. Crean y gobiernan lo que han creado. Son creadoras y tienen
poderes punitivos.
La grandeza moral de los seres humanos se mide
precisamente por el grado del conocimiento, de la aceptación y del cumplimiento
de esas leyes naturales de nuestra Madre Naturaleza que nos crearon y que nos
siguen sosteniendo y gobernando.
Por eso, por nuestra racionalidad, podemos ser
conocedores de la magnitud y de la magnanimidad de éstas leyes naturales, que
pueden servirnos de referente para formular propuestas para crear leyes
civiles. Que no solo serán los parlamentos de diputados, o representantes
políticos los que las hagan. Precisamente en el ejercicio de esta facultad es
donde reside la raíz, la base, el fundamento de la verdadera y natural libertad democrática de los
pueblos.
Luego, esos altos tribunales revisarán toda propuesta
de ley, las corregirán y si son conformes a las leyes naturales y a los
derechos humanos las aprobarán y les darán fuerza y legalidad jurídica
universal.
Estos poderes judiciales procurarán que ninguna norma
o ley humana quebrante ni altere los derechos naturales de todos y cada uno de
nosotros. Por eso, sólo darán su aprobación a las normas o leyes que concuerden
con las leyes y los derechos naturales. Con esas aprobaciones tomarán fuerza y
rango de leyes universales, aunque sean leyes positivas hechas por parlamentos
civiles.
Las propuestas de normas que no concuerden plenamente
con las leyes naturales, las devolverán para que los tribunales las corrijan y
las reajusten al derecho natural. Pues, sin aquella aprobación y autorización
judicial del alto tribunal universal, ninguna ley o norma humana tendrá validez
y fuerza jurídica.
En ese caso, los que hagan leyes al margen de estos
tribunales y las practiquen o quieran imponerlas serán puestos fuera de la ley,
y se les deberá sancionar.
Sólo esos altos tribunales universales serán rectores
con facultad para dar las autorizaciones y las aprobaciones a toda clase de
leyes humanas. Darán su aprobación a las leyes que se ajusten exactamente a las
normas Naturales y al hacer de nuestra Madre naturaleza.
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