DATOS BIOGRÁFICOS DE LINO MORALES GÓMEZ

Lino Morales Gómez nació en Fuente el Fresno, provincia de Ciudad Real, el 23 de Setiembre de 1919 y está afincado en Barcelona desde 1964. Pensador nato, ha dedicado toda su vida a un trabajo intelectual de lectura y raciocinio constantes. Fruto de ello son estas reflexiones y otras muchas que encierran toda una filosofía de vida que quiere compartir con los lectores. Sus fuentes han sido los libros que ha leído de múltiples autores con ideologías diversas, así como las conclusiones que ha sacado él, particularmente, de su experiencia de vida.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

TRIBUNALES PARA CORREGIR LOS INCUMPLIMIENTOS DE LAS LEYES CIVILES (II)


 Autor: Lino Morales Gómez
 .../...
   Estos altos tribunales serán los purificadores y los vigilantes para que todo  hacer humano, todas nuestras relaciones sociales, todo reglamento, todos los usos y costumbres, todas las tradiciones, etc. sean fieles y conformes con las Leyes Naturales y con los derechos del hombre. Esos altos tribunales serán como los ángeles de la guarda de las leyes y de los derechos humanos y naturales del hombre.
   La justicia es para la sociedad como la salud para el cuerpo humano. La justicia es la medicina de las sociedades. La justicia es el medicamento que sana a nuestras relaciones sociales.
   Todas las normas o leyes que no tengan  afinidad con las leyes naturales, con las leyes que rigen en nuestra madre naturaleza, serán suprimidas y prohibidas. La justicia deberá suprimir y prohibirá todo lo que no sea conforme con los derechos y con los deberes naturales del hombre.
   Esos altos tribunales, únicos con poderes universales, no autorizarán, o mejor, desautorizarán la puesta en práctica de cualquier código, reglamento o reglas de juego, usos costumbres, tradiciones, etc. que tengan algún punto contrario a las leyes naturales,  o que de alguna manera lesionen o vulneren los valores de dignidad, libertad e igualdad en derechos y deberes naturales del hombre.
   Las leyes civiles ya depuradas darán protección a toda persona. Leyes que hayan sido  depuradas por esos altos Tribunales universales, aunque nos las demos nosotros, siempre que concuerden con las leyes que nos muestra nuestra Madre naturaleza.
   No se tolerarán los comportamientos que no se ajusten a las leyes naturales. Quedarán fuera de la ley los infractore que serán sancionados, perseguidos y castigados.
    Una de las principales preocupaciones de las autoridades judiciales será la de procurar que las personas no se estafen, ni esclavicen, ni se denigren las unas a las otras, que no se abuse de nadie, que nadie se apropie de lo que pertenezca a cada uno de los otros ni de lo que pertenezca a todos en común.  Me refiero a todos los elementos naturales.

TRIBUNALES PARA CORREGIR LOS INCUMPLIMIENTOS DE LAS LEYES CIVILES (I)


 Autor: Lino Morales Gómez
 Se constituirá un alto tribunal internacional formado por jueces que sean expertos en derechos y en leyes naturales. Estos jueces deberán demostrar ser incorruptibles a las pasiones, a los egoísmos, a las ansias de poder,  de dominar,  etc.
Estos serán los que corrijan las leyes positivas que se redacten en cualquiera de los parlamentos nacionales de todo el mundo, pues las leyes y los derechos naturales son universales, como lo deberán ser todas las normas, las reglas, los códigos, los reglamentos, las leyes sociales que nos demos todos los humanos. Una vez corregidas las leyes humanas, estas deberán ser las que rijan en todas nuestras relaciones y comportamientos sociales, que siempre deberán ser universales.
Todas las propuestas de normas y de reglamentos de leyes positivas, las podremos redactar o hacer cada pueblo, cada nación, podremos redactarlas por escrito. Pero para darles poderes judiciales y universales se deberán presentar a la inspección de estos altos y competentes tribunales que deberán tener poderes universales.
En todos los casos y siempre deberemos tener presente que las leyes naturales son Soberanas, que son a la vez creadoras y legisladoras. Crean y gobiernan lo que han creado. Son creadoras y tienen poderes punitivos.
La grandeza moral de los seres humanos se mide precisamente por el grado del conocimiento, de la aceptación y del cumplimiento de esas leyes naturales de nuestra Madre Naturaleza que nos crearon y que nos siguen sosteniendo y gobernando.
Por eso, por nuestra racionalidad, podemos ser conocedores de la magnitud y de la magnanimidad de éstas leyes naturales, que pueden servirnos de referente para formular propuestas para crear leyes civiles. Que no solo serán los parlamentos de diputados, o representantes políticos los que las hagan. Precisamente en el ejercicio de esta facultad es donde reside la raíz, la base, el fundamento de la verdadera  y natural libertad democrática de los pueblos.
Luego, esos altos tribunales revisarán toda propuesta de ley, las corregirán y si son conformes a las leyes naturales y a los derechos humanos las aprobarán y les darán fuerza y legalidad jurídica universal.
Estos poderes judiciales procurarán que ninguna norma o ley humana quebrante ni altere los derechos naturales de todos y cada uno de nosotros. Por eso, sólo darán su aprobación a las normas o leyes que concuerden con las leyes y los derechos naturales. Con esas aprobaciones tomarán fuerza y rango de leyes universales, aunque sean leyes positivas hechas por parlamentos civiles. 
Las propuestas de normas que no concuerden plenamente con las leyes naturales, las devolverán para que los tribunales las corrijan y las reajusten al derecho natural. Pues, sin aquella aprobación y autorización judicial del alto tribunal universal, ninguna ley o norma humana tendrá validez y fuerza jurídica.
En ese caso, los que hagan leyes al margen de estos tribunales y las practiquen o quieran imponerlas serán puestos fuera de la ley, y se les deberá sancionar.
Sólo esos altos tribunales universales serán rectores con facultad para dar las autorizaciones y las aprobaciones a toda clase de leyes humanas. Darán su aprobación a las leyes que se ajusten exactamente a las normas Naturales y al hacer de nuestra Madre naturaleza.

domingo, 9 de septiembre de 2012

LÍMITES DE LA LIBERTAD, DE LA IGUALDAD Y DE LA PROPIEDAD


 Autor: Lino Morales Gómez
 
      A estos tres imprescindibles y fundamentales pilares de los derechos humanos nunca les han faltado especuladores, ansiosos de poder y tener, farsantes ni bandoleros que se han extralimitado suscitando  agrias polémicas sobre la aceptación  de su natural alcance y validez.
    Por un lado, están los que han hecho un uso indebido de estas facultades humanas, desnaturalizando estos fundamentales valores y, por otro lado, también siempre ha habido ciertos “buitres” tratando de justificar los efectos del mal uso que han hecho y hacen de estos valores y pilares, deformándolos y echando sobre ellos injusticias, injurias y calumnias. Sólo los usan para justificar las prácticas viciosas y degradantes que ellos mismos hacen del mal uso de estos básicos y naturales fundamentos.
    La libertad y la independencia de la persona son valores clave y fundamentales. La libertad usada  en sus límites naturales enaltece a los seres humanos, hace que alcancen el rango de seres  racionales. Un hombre sin libertad para opinar y para tomar sus propias decisiones quedaría condicionado y reducido a un simple animal domesticado.
    Como alguien ha dicho, siempre deberemos tener presente que todos los derechos tienen un límite, pues la libertad de una persona sólo debe llegar hasta donde empieza la libertad de las otras personas, ya que  todos los seres racionales tenemos el mismo derecho a ser libres.
    La igualdad está en que todas las personas tengamos los mismos derechos y los mismos deberes de respetarnos mutuamente en nuestra dignidad. Todos tenemos la misma obligación de respetar y el mismo derecho a ser respetados. Su límite está en no menospreciar la dignidad y la libertad de los otros para que ellos puedan hacer como nosotros el debido uso de sus  facultades personales.
    Y el fundamento y el límite de la propiedad están en que todos tengamos derecho a ser dueños y señores de las facultades que nuestra madre naturaleza nos ha legado particular y privadamente a cada uno de nosotros. También del rendimiento de nuestras potencialidades personales, de nuestra fuerza de trabajo, de nuestro intelecto. Por ley natural, tenemos derecho a ser dueños y señores del fruto de nuestras facultades personales.
    Así mismo, todos tenemos igual derecho a participar en común de las riquezas de los elementos naturales. El justo límite está en reconocer a los otros, además de sus particulares facultades personales, el fruto de ellas, así como el que puedan participar también en un plano de igualdad de las riquezas y de  los bienes de los elementos naturales.    
    Los “fariseos” actuales siempre argumentan que no se nos pueden conceder a todos, en un plano de igualdad, esos derechos y esas libertades, porque no todos tenemos la misma potencialidad para  organizarnos, ni la misma capacidad intelectiva, ni la misma fuerza de voluntad para frenar nuestras pasiones. Ni, incluso,  para pararnos en los límites que nos marcan la racionalidad y el buen juicio en el uso de nuestras facultades y atributos personales naturales, no dándose cuenta que con estos enjuiciamientos transgreden el derecho a la libertad de los demás.
    Dicen que eso de la libertad, la igualdad y la propiedad de los bienes naturales en común, son una utopía. Dicen que lo mejor es tener a raya a las gentes y a los pueblos. Los que opinan así  no se consideran ni gente ni pueblo y se creen una raza superior, cuando en realidad caen en unos anti-valores, como son el egoísmo, la tiranía, el orgullo y la avaricia.
    Con todo y con eso, en cuanto que a nadie se le permitiese tener más ingresos que el valor  procedente de su único y exclusivo trabajo personal, pocas riquezas podrían derrochar, no más de lo  que valiese su personal trabajo, ni tampoco los ahorradores podrían ahorrar más de lo que valiese su también trabajo individual y personal de sus facultades particulares.            
    La libertad es un valor moral que bien usado puede contribuir a hacernos felices, iguales y racionales. Pero  mal usada puede hacernos mucho mal  y mucho daño. No es lo mismo el resultado de tener libertad para hacer el bien, que el resultado de tenerla para hacer el mal porque la entera libertad da poder para obrar de diferentes maneras. Si no fuese así, no sería tal libertad.
    Por eso, es conveniente ponerle ciertos razonamientos y límites. Tanto la libertad como la igualdad tienen unos límites que si se traspasan causan unos efectos totalmente contrarios a los valores que representan.
    Por esa causa, nuestra sabia madre naturaleza, que es infinitamente previsora, nos ha dotado de una esclarecedora racionalidad, para que podamos conocer y distinguir “lo que es el bien y lo que es el mal”. Nuestro deber es usar nuestras facultades racionales para lo que nos han sido dadas.    
   En el libro “La lucha por la dignidad”, de A. Marina y María V. se  mencionan unas frases de sumo interés sobre la libertad que me permito copiar:
  “La declaración de los derechos del hombre de 1789 lo declara en su artículo 10: “Nadie debe ser inquietado por sus opiniones, incluso religiosas, en tanto que su manifestación no altere el orden público establecido por la ley”. El artículo siguiente es más firme: “La libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de los derechos más preciados del hombre.” Luego la  Declaración de 1948 lo refrenda con el artículo 18: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión[1].”"        


[1] MARINA, J.A, VÁLGOMA, M.: “La lucha por la dignidad de conciencia”. La lucha por la dignidad. Ed. Anagrama. Barcelona 2000, p. 127