DATOS BIOGRÁFICOS DE LINO MORALES GÓMEZ

Lino Morales Gómez nació en Fuente el Fresno, provincia de Ciudad Real, el 23 de Setiembre de 1919 y está afincado en Barcelona desde 1964. Pensador nato, ha dedicado toda su vida a un trabajo intelectual de lectura y raciocinio constantes. Fruto de ello son estas reflexiones y otras muchas que encierran toda una filosofía de vida que quiere compartir con los lectores. Sus fuentes han sido los libros que ha leído de múltiples autores con ideologías diversas, así como las conclusiones que ha sacado él, particularmente, de su experiencia de vida.

miércoles, 5 de octubre de 2011

PREVENCIONES CONTRA LA DELINCUENCIA

Autor: Lino Morales Gómez
   Está demostrado que para erradicar cualquier clase de delincuencia de una vez por todas, no basta con una rígida y contundente vigilancia policial, pues ni la policía ni una inclemente condena judicial han sido capaces de limpiar y erradicar esas lacras.
   Malatesta dijo. “Es necesario eliminar todas las causas sociales del delito, hay que educar a los hombres en los sentimientos de fraternidad y respeto recíproco, hay que buscar, como decía Fourier los sustitutos útiles del delito”.
   Efectivamente, lo primero que debemos hacer es tratar de eliminar las causas que puedan inducirnos a delinquir, pues ya sabemos que es poco efectivo querer quitar la delincuencia si no se quitan las fuentes que la suscitan. Seguro que si se quitasen las causas desaparecería por sí sola la delincuencia. Querer quitar la delincuencia sin quitar de antemano las causas que la propician es como querer limpiar un campo infectado de zarzas con solo ir cortando los tallos que van emergiendo. Seguro que no se eliminarán las zarzas mientras no se arranquen  de cuajo todas sus raíces.
   Combatir los efectos sin quitar de antemano las causas que los generan es un trabajo estéril. Sabemos, por experiencia, que la integridad y honradez moral de los seres humanos son muy frágiles y quebradizas. También sabemos que hasta la piedra más dura a fuerza de martillazos se rompe.
   Hasta Adán cayó ante la tentación, ante los halagos que le prometían poderes y placeres.
   Se han dado muchos casos en que ha habido hombres de una integridad moral intachable y de una probada honradez, que ante halagüeñas y reiteradas promesas han caído en la tentación de hacerse con fáciles y ciertas riquezas, o con altas cotas de poder o popularidad, aunque sabiendo que realmente eran inmerecidas, y aun sabiendo que tanto los medios empleados como los fines a conseguir sean ilegales e inmorales, han claudicado. Su honradez y su moralidad se han quebrado. De estos casos ha habido muchos. Y seguirá habiéndolos, si no ponemos los medios precisos para decapitar a esa prometedora “Serpiente bíblica” que siempre está metiéndonos en la cabeza promesas de poderes y de riquezas.
   Caeremos en lo injusto aún a sabiendas de que no somos merecedores de tales honores. ¡Pues los halagos satánicos son muy poderosos! Por eso, es un empeño inútil querer corregir los efectos sin quitar antes las causas que los propician y los generan.         
   Por otro lado, también está comprobado que los poderes judiciales con sus duras penas no son lo suficientemente efectivos para disuadir a los posibles defraudadores. Pues incluso aún arrostrando las duras condenas o castigos posibles, (en el caso de que el defraude fuese descubierto) no faltará quienes se arriesgue a probar fortuna. Han sido muchos los que lo han intentado, empleando multitud de artimañas y argucias, y son muchos los  recovecos que nos ofrecen expectativas de conseguir  lucrativas riquezas.
   No hay duda de que no ha sido efectivo el sistema de querer corregir la delincuencia empleando férreos y duros castigos judiciales. Ello ha sido una guerra perdida.
   Debemos convencernos de que todas esas halagüeñas promesas hacen presa en muchos de nosotros. Todas ofrecen sabrosos halagos que hacen fallar y quebrar  nuestra integridad, dando lugar a que insensiblemente vaya descarriando y conduciendo a las personas por caminos erróneos. Causas que despiertan en nosotros ciertos instintos retorcidos y maléficos, causas que nos arrastran a cometer actos censurables.
   Si no quitamos la piedra del camino, seguiremos tropezando en ella. Si no quitamos la trampa, aún sabiendo que está puesta, al menor descuido caeremos en ella.       
   La existencia y presencia material y física del dinero es una poderosa causa que nos induce a tentaciones delictivas. Todos sabemos que el dinero es una constante y poderosa tentación. El dinero ha descarriado a muchas honorables y respetables personas, las ha llevado a la delincuencia, y a caer en horribles vilezas. Por eso, sería muy bueno que el dinero desapareciese totalmente, al menos de manera física. Sería bueno que lo quitásemos de la circulación, que lo hiciésemos desaparecer radical y definitivamente. Que sólo fuese un concepto nominal. O sea, que sólo se use como una magnitud de medida, de medida del valor de las cosas. Bien está que lo valoremos todo, y que para determinar la unidad de ese valor utilicemos el nombre de “dinero”. Pero que sólo sea eso. Una magnitud de medida. Como lo son, por ejemplo, el metro, el kilo, el litro, etc.     
     Ya veis que, ni el metro ni el kilo son intercambiables, sólo son unidades de medida. Esa debería ser la misión del dinero, medir el valor de los productos que nos intercambiamos.    Nos dan de comer las cosas, no el dinero. Éste sólo es la medida, la magnitud que mide los valores.
    Da de comer el fruto del trabajo. Pues eso mismo debe pasar con el “dinero”. Nos da de comer lo que se mide con el famoso “dinero”. Pero el dinero, en sí mismo, no se come. En el capitulo siguiente hablaremos más detalladamente de las funciones reales que debería tener el dinero.
     Con la desaparición física del dinero, con su supresión material o física, creo que la delincuencia sufriría un golpe mortal.
     Ahora, mejor que nunca, esto es posible. Pues con el uso de las computadoras muy bien podemos arreglarnos sin que haya presencia física del dinero, se pueden hacer toda clase de transacciones y compraventas  sin que el dinero esté presente. Pues para cualquier clase de intercambios de productos y de servicios, solamente hará falta efectuar una transferencia del valor de la compraventa de una cuenta a otra cuenta. De la cuenta del comprador a la cuenta del vendedor, o de la cuenta del que recibe un servido a la cuenta del que da el servicio.
     De esto ya tenemos hablado largamente en el capitulo dos, y volveremos a hablar de ello más adelante. Con este sistema, todas las riquezas privadas de cada uno de nosotros siempre estarán reflejadas en nuestra particular cuenta. Cuenta que deberá ser única y universal. Cierto que todas nuestras propias pertenencias deberán estar valoradas, o sea, medidas con el “dinero”. Por ejemplo, no importa que sea en “pesetas”. Aunque también, este término, que mide el valor económico,  puede tener otro nombre, el nombre de otra moneda, porqué no. Lo esencial es que cada persona siempre tenga una única cuenta y que ella se pueda usar en todo el mundo. Esta cuenta económica será una parte fundamental de la individualidad de cada persona.
    Otra medida, también fundamental, sería que nadie tuviese otras entradas de recursos fuera del valor de su propio y único trabajo personal. Y que esos recursos sólo los pudiésemos invertir en la adquisición de productos de uso personal, que solo tuviésemos  gastos propios y personales. En fin, que cada cual se machaque sus pulgas.   
   El más importante y fundamental cometido de esta Gestoría deberá ser el procurar que impere una eficaz seguridad contra toda clase de delincuencia. Que haya una racional aplicación  de la justicia. Para esto, si es preciso, se creará un cuerpo policial que vigile, y que ponga a disposición  de los jueces a los delincuentes. Los jueces procurarán que no quede impune ninguna clase de delincuencia, ya sea por estafa, por engaño o por violencia. Será importante que los ciudadanos no se estafen los unos a los otros. 

  

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