DATOS BIOGRÁFICOS DE LINO MORALES GÓMEZ

Lino Morales Gómez nació en Fuente el Fresno, provincia de Ciudad Real, el 23 de Setiembre de 1919 y está afincado en Barcelona desde 1964. Pensador nato, ha dedicado toda su vida a un trabajo intelectual de lectura y raciocinio constantes. Fruto de ello son estas reflexiones y otras muchas que encierran toda una filosofía de vida que quiere compartir con los lectores. Sus fuentes han sido los libros que ha leído de múltiples autores con ideologías diversas, así como las conclusiones que ha sacado él, particularmente, de su experiencia de vida.

viernes, 27 de mayo de 2011

FUNCIÓN PRÁCTICA Y ÚTIL DEL DINERO. "El dinero es producido, nunca es productor"

Autor: Lino Morales Gómez 
      
 Sobre el concepto del dinero
     El concepto “dinero” sólo es y debe ser, una unidad de medida de los valores económicos, del valor de las cosas o productos salidos de nuestro trabajo, de nuestra producción personal. Ésta debería ser la función primordial y única del dinero. Con él, se puede medir tanto el valor del trabajo como del consumo de los seres humanos. Es preciso medir el coste del vivir y con el dinero se puede hacer. Se puede calcular el valor del consumo mínimo vital del vivir, o sea, el coste imprescindible para llevar una vida corriente y satisfactoria. 
      La medida del valor del consumo vital es tan importante como hallar la medida del  valor del trabajo preciso para producir esa cantidad de productos. 
    A este valor del coste mínimo vital del vivir, o sea a lo que necesitamos consumir para vivir, deberemos ponerle un precio convenido. Este precio deberá convertirse en la medida base del sueldo o jornal básico que será  permanente y universal, no variable en el tiempo ni en el espacio, o sea, ni en el lugar de producir ni en el lugar de consumir. Hablaré más de esto en otro el próximo capítulo. 
     Al dinero se le ha sacado de su natural función, debido al mal uso que tradicionalmente se ha venido y se viene haciendo de él. Costará mucho tiempo, además de mucha imaginación, situarlo en su verdadera y natural magnitud y función, en la manera justa y moral de usarlo. Será muy difícil hacer comprender a la gente que el único cometido natural y moral del dinero, aparte de valorar las cosas,  es el de facilitar una justa nivelación en el intercambio de los productos. Éstos se pueden fraccionar con el dinero, a fin de efectuar las transacciones económicas de una manera equilibrada y según las porciones que necesitemos. El dinero ha prestado útiles servicios, pues ha facilitado la valoración de dichas fracciones de los productos sin necesidad de ternerlos que comprar en grandes cantidades para hallar sus equivalencias. Con él, no sólo se ha medido el valor de las cosas, sino también el de los servicios. En suma, ha servido de patrón tanto para  la materia base como para los productos de consumo. 
    Todos los productos se pueden convertir en dinero y con él los podemos adquirir, pero no ocurre lo mismo con los elementos naturales. Éstos no son productos del trabajo humano y, por lo tanto, se ha sacado de quicio al dinero adquiriéndolos.
     Ya en la Antigüedad, del uso de algunos metales para objetos ornamentales, se pasó a su utilización en la fabricación de monedas para usarlas como patrón básico en las compraventas, modalidad más práctica que las medidas que se venían usando de trigo, aceite o pieles. Se buscaron materiales no perecederos que no se degradasen, ni con el tiempo, ni con la humedad, incluso ni con el fuego. Se usaron el oro, la plata, el cobre o el bronce que, aunque se fundiesen, no perdían su valor. Ahora, le hemos dado aquellos poderes a unas monedas de menor valor y a unos vales de papel que representan lo mismo:  el valor convenido de los productos y  de nuestro trabajo. Incluso, con la informática, el dinero sólo es una cantidad anotada, pero que simboliza lo mismo.

Empleo del dinero
     Hasta aquí, la evolución física del "dinero" ha seguido una acomodación  a nuestras necesidades, pero fuera de las funciones que he mencionado, su uso indiscriminado y desnaturalizado sólo acarrea especulaciones, corrupciones e injusticias. Me refiero a su empleo para conseguir más dinero, favores de alguien, comprar adeptos o adquirir voluntades. Todo esto sólo ha despertado atroces egoísmos, crímenes,
estafas, latrocinios y esclavitudes. Se ha llegado, incluso a comprar y vender  personas por dinero.
     Por otro lado, insisto una vez más, la medida del valor de las cosas no debería dejarse a los arbitrios y criterios individuales de los productores o de los consumidores. Y menos aún al criterio de los inclementes traficantes y especuladores o intermediarios. La valoración de los productos deberá coincidir con el valor de los trabajos  precisos para conseguirlos y correrá a cargo de unas comisiones de expertos imparciales,  que, a nivel mundial, tasarán ese mínimo vital a que me referí anteriormente y que constituirá la medida básica. No habrá subidas ni bajadas del precio de los productos. El organismo o Gestoría receptora y distribuidora deberá preocuparse de vigilar que se respeten esos precios oficialmente concertados, tanto de los productos como de los trabajos, evitando abusos.
     Así pues, el dinero, llámese euros, dólares, libras, etc. sólo se deberá usar para medir el valor de la cantidad de trabajo social contenido en los productos, en los servicios o en cualquier prestación personal. Sólo esta deberá ser su misión natural, racional y moral. Con estas medidas, se podrá hallar la justa equivalencia en el canje, trueque, o compraventa de mercancías y servicios. El dinero es una vara de medir, en ningún caso es un productor. Si dejamos unos miles de euros en una caja cerrada y la abrimos al cabo de unos años,  encontraremos la misma cantidad. Al dejarlos en un banco el mismo período de tiempo y haber cobrado unos intereses extras, nos hemos apropiado indebidamente del trabajo realizado por otras personas. 
    
Ética de las transacciones económicas
     Esa "unidad de medida" o mínimo vital, no deberá tener presencia física, ni de metal ni de papel moneda. !Cuidado con lo que expongo aquí! Cada persona lo tendría anotado en su archivo personal de ingresos y gastos. Aunque una persona llegase a ahorrar muchas unidades de él, en ningún caso lo deberá emplear en negociar o prestarlo a cambio de unos determinados intereses en operaciones de bolsa ni de valores bancarios. El dinero es producido pero no es productor. Todas las actividades bancarias de ahora, encaminadas a la rentabilidad del dinero, son antinaturales. Si a las operaciones bancarias de ahora se las enjuiciase desde el punto de vista del derecho natural, y de la ética y la moralidad también naturales y verdaderas, se vería claramente que todas ellas son actividades y actos delictivos, aunque estén autorizados, legalizados y protegidos por estas retorcidas leyes humanas que al respecto tenemos en vigencia. Que nada tienen de justicias naturales ni de moralidades, pues no por estar legalizadas estas prácticas dejan de ser prácticas  especulativas e injustas, en suma antinaturales.  
     Esas leyes que protegen a tan execrables actividades del dinero son leyes humanas, pero no tienen nada en común con las verdaderas leyes naturales.  Generalmente son  leyes clasistas humanas que intentan proteger y dar legitimidad a esas usureras actividades bancarias, incluso han sido confeccionadas y aprobadas por los mismos individuos que practican esos injustos comportamientos. ¡Éste es el retorcido ejemplo o la impotencia que nos muestran nuestros cínicos mandatarios o mandarines (de mandar) al pueblo llano! 
     Actualmente, los Estados o Naciones - monstruos impersonales- para garantizar el valor de su dinero necesitan tener ciertas reservas de productos o de oro y de plata, además de divisas. Pues bien, nada de eso hará falta con este sistema de cuentas individualizadas,  personales y naturales con validez universal que vengo proponiendo. No harán falta esos fondos o reservas monetarias. Cada ciudadano tendrá creado y anotado su propio feudo de riquezas, que sólo provendrá del valor de su propio y personal rendimiento ya materializado y creado con el fruto de su personal trabajo. 

Hacia un nuevo concepto
    El concepto de “dinero” que yo propongo sólo será un nombre abstracto, una medida. Su valor estará respaldado por los productos,  mercancías o servicios, en definitiva, por los trabajos personales realizados a nivel individual. Tampoco harán falta los estados ni las naciones. Creo que éstos han sido creaciones satánicas. Estas entidades no deben tener existencia y menos aún personalidad jurídica sobre el valor de las producciones personales.
     No harán falta avales ni depósitos de oro ni de plata, tampoco el respaldo del PIB de ninguna nación o estado porque no las habrá. Será suficiente con que cada cuenta privada o personal esté avalada con la cantidad de productos o de servicios generados con el trabajo personal de su titular y entregados  al conjunto de la sociedad humana entera.
     Se ha dicho que “el dinero es la carrera del diablo”. Efectivamente, el dinero ha sido causa de multitud de crímenes, estafas, traiciones y de un sin fin de actos delictivos. Por todo ello, el día que se haga desaparecer su uso especulativo  y que cada individuo disponga únicamente de la representación de su trabajo personal, ese día, será un gran triunfo de la virtud sobre el diablo. 
     La era del dinero moneda ya ha pasado. Y la era del dinero acumulado con especulaciones y sin el esfuerzo personal tendría que acabar.